PETRÓLEO E INFLACIÓN

Aprovecha el alza de precios del petróleo para ganar en el sector financiero
Informe de Federico Tessore
No caben dudas que uno de los hitos que marcó el año 2016 fue la recomposición del precio del barril de petróleo.

Es que, durante el presente año, el valor del oro negro logró tocar un valor mínimo en los u$s 26,05 el 8 de febrero, para luego subir un 97,7% y ubicarse en los u$s 51,50 al día 9 de diciembre, como versa en el gráfico que te muestro a continuación:
Ahora bien, analizando los recientes acuerdos de reducción de producción del 30 de noviembre y del 9 de diciembre entre los miembros de la OPEP (la Organización de países exportadores de petróleo, el cartel internacional de 13 países que definen el destino de los precios internacionales del crudo acordado metas de producción) y no OPEP (entre los que destaca Rusia), cabe preguntarnos si nos encontramos parados en la puerta de lo que será un aumento de precios generalizados en los Estados Unidos para los próximos meses.

Dicha pregunta nos surge ya que el precio del petróleo y la inflación global están muy a menudo conectados.

La razón por la que esto sucede es debido a que el petróleo es el principal insumo de la economía global. Es utilizado en las principales actividades tales como el transporte y la calefacción de los hogares, y la producción de bienes y servicios en todas las ramas de la economía. Por lo tanto, si el costo de este insumo sube elevará el precio de los productos que pagan los consumidores. Por ejemplo, si sube el precio del petróleo, entonces será más costoso hacer plástico, y las empresas de plásticos trasladaran dicho aumento a sus costos de producción y de allí a los consumidores.

La relación directa entre el precio del crudo y la inflación fue muy evidente en la década de 1970, cuando el barril de petróleo pasó de valer u$s 3 antes de 1973 a u$s 40 para el año 1979. Esto logró que la inflación anual en Estados Unidos se duplicara en un periodo que comprende el año 1972 hasta el año 1980. La misma, creció del 6,2% al 13,5% para fines del inicio de la década de 1980.

De todos modos, esta relación entre el petróleo y la inflación comenzó a deteriorarse después de los 80. Durante la guerra del golfo en 1991 el precio del crudo se duplicó en tan sólo 6 meses, ya que pasó de los u$s 20 a los u$s 40, sin embargo, la inflación medida desde enero de 1991 a diciembre de 1991 fue de tan sólo un 2,5% anual.

Este desacople entre el crudo y la inflación también se evidenció entre 1999 y el año 2005, cuando el precio del petróleo pasó de costar u$s 16,56 a u$s 50,04 para dicho periodo. Sin embargo, la inflación solo crecería del 2,2% al 3,5%.

Ahora, si bien es muy válido e intuitivo pensar que un petróleo más caro sería sinónimo de inflación, la evidencia empírica desde la Guerra del Golfo nos viene demostrando que eso no es siempre verdad. Sin embargo y dado que la economía no es una ciencia exacta, no podemos negar la conexión entre ambas variables: petróleo e inflación.

Ahora bien, siendo inversor: ¿cómo podemos ganar si el precio del crudo se dispara en el año 2017 y es trasladado al resto de los precios de la economía?

Pues bien, dado ese escenario, el sector financiero es un muy buen refugio.

Cuando sube la inflación los bancos tienden a subir sus tasas de interés, haciendo más rentable su negocio de intermediación financiera. Por lo tanto, posicionarse en bancos estadounidenses podría ser una buena opción de cara al año que viene.

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