DEBATE SOBRE ASISTENCIALISMO

Entre el ego humano y el panadero de Adam Smith

Un lector de Urgente24 desde el comienzo escribió: "Sigo intentando cambiar la realidad con palabras. Y mantengo mi anhelo de sumar gente a la cruzada de boludos que creemos que la pluma le puede ganar a la espada. O al paco." Él le escribió una interesante respuesta a una amiga suya comprometida con los marginados. Es cierto que es muy teórica y cuando uno es funcionario público y llaman que acaban de cortar la Avenida 9 de Julio no siempre se puede delegar todo en Patricia Bullrich o Martín Ocampo, y eso es real. Pero como debate conceptual es interesante (si se la pueden acercar a la ministra Carolina Stanley, mejor):
El asistencialismo siempre tiene interesados pero ¿cuál es el límite?


La ironía de Mafalda/Quino.

Gente:
He recibido de una entrañable amiga un correo en el que ella se manifestaba profundamente preocupada por la progresiva pauperización de las clases más postergadas de la Argentina y planteaba algún tipo de programa tipo "bienestar para todos".

Mi respuesta no se hizo esperar. Aunque la misma no plantee soluciones sino diagnósticos, no pude evitar exponer mi pensamiento al respecto.

El punto central, pasa por el modo en el que se puede lograr ese "bienestar para todos". Y no es un punto menor, aunque mayorías circunstanciales se arroguen el derecho de implementar un programa en ese sentido. La evidencia histórica nos demuestra que cada intento de "socializar" recursos ha terminado en fracasos estrepitosos.


La forma de sacar a la gente de la pobreza no es con asistencialismo. Cuando el Estado asiste, no solamente elimina los incentivos para salir de la pobreza sino que la profundiza más aún. No digo con esto que en aquellos estratos de la sociedad, que por razones socioculturales no pueden ascender por sus propios medios en la pirámide socioeconómica, no deba estar el Estado orientando, asistiendo y controlando. Pero de ahí a construir un esquema en el que en casi todos los niveles haya asistencia estatal, hay un abismo.

Los recursos para tal sistema de asistencialismo los aporta quien produce, vía impuestos y tasas, o la sociedad en su conjunto vía inflación.

Si los impuestos y la inflación se incrementan debido al incremento del asistencialismo, los precios van a seguir irremediablemente la misma curva y como todos conocemos la probada ineficiencia del Estado (No considero aquí la corrupción política y/o económica) para asignar recursos, no temo equivocarme si digo que de cada peso adicional recaudado en impuestos, solamente llegarán a quienes lo necesitan unos 7 u 8 centavos.

De esto se desprende que los precios siempre le van a ganar a la mejora que se intente brindar al segmento más postergado, haciendo que a mayor asistencia, mayor pobreza. Es por eso que temo que tu pensamiento sea funcional a aquellos políticos miserables que bajo el argumento de la "sensibilidad social" mantienen cautivos y progresivamente más pobres a amplios segmentos de la sociedad.

Los proyectos colectivos terminaron, en su mayoría, como en Cuba, URSS, Venezuela o Corea del Norte. El tipo de razonamiento que planteás en tu correo, descontando la buena intención que lo promueve, conduce irremediablemente a eso. La mayor diferencia entre el Estado asistencialista y el r égimen de Corea del Norte es el grado de implementación, sino el concepto que subyace. La solidaridad no puede ni debe ser impuesta por el Estado como precio a pagar por vivir en sociedad.

Y así, como la intención del ladrón al robar, no cambia la naturaleza jurídica de su acto, los impuestos (No las tasas) no son otra cosa que una forma de robo. Justificar su presencia por la intención perseguida por el Estado al sacarte parte de lo que producís, no cambia el hecho de que el Estado se apropie del fruto de tu trabajo. Y eso es simplemente robo.

La única forma conocida de lograr prosperidad es mediante la libertad para disponer de tu propio trabajo. Tal como bien decía Adam Smith, lo que mueve al panadero a levantarse a la madrugada a amasar y hornear el pan no es su deseo de terminar con el hambre del mundo sino ganar dinero para satisfacer sus necesidades básicas y hacer con el resto lo que le venga en gana. Esto, no sólo le permite subsistir por sí mismo sino que, además, lo obliga a satisfacer las necesidades de la gente, puesto que si así no lo hiciera, nadie le compraría y no tendría medios para satisfacer sus necesidades.

Por ello, podemos afirmar que las necesidades colectivas se satisfacen mejor aprovechando el ego individual.
Coincido en que la base de todo este problema es la educación. Lamentablemente, en Argentina, desde 1930 en adelante se educó a la gente en la falsa idea de la solidaridad como medio de progreso y se le hizo creer que el Estado es el garante de sus derechos.

Derechos que los ricos amenazan y, por ende, el Estado debe velar por el pueblo en resguardo de la voracidad capitalista. Gracias a este razonamiento, casi toda la sociedad aceptó que se fueran restringiendo libertades y derechos y se le terminara confiscando más del 50% de lo que produce, como costo por vivir en sociedad.

¿Sabés que mensaje le bajó el Estado Argentino a toda la sociedad? (Particularmente a partir de 1945 en adelante). Que el fin justifica los medios. En consecuencia, solamente aprendimos a mirar los fines y no a analizar la razonabilidad y legalidad de los medios.70 años después, todavía no nos damos cuenta que aquello que nos hunde como sociedad es, precisamente, que los medios elegidos para el progreso no hicieron otra cosa que conspirar contra él. Y así estamos. Y aún, no hemos incorporado a este análisis lo que el asistencialismo del Estado permite desarrollarse a la corrupción estructural. Será para otra charla.

Fuente URGENTE24

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