EXPORTACIONES DE LIMÓN ARGENTINO A EE.UU.

Los ministerios de Producción, Agroindustria, Cancillería, las cámaras del sector y la embajada argentina en Washington se habían abocado a darle forma y el SENASA trabajó con su par estadounidense para cumplir con el requisito de que los limones argentinos sean tratados para evitar la reproducción de la mosca Mediterránea y que puedan entrar a Estados Unidos para la próxima cosecha, estimada para abril de 2017.

El Ministerio de Agroindustria, a cargo de Ricardo Buryaile, destacó que la medida había sido anunciada al cabo de una serie de auditorías y estudios técnicos con resultado satisfactorio por parte del Servicio de Inspección de Salud Animal y Vegetal, dependiente del USDA, y que ante la suspensión, "como Gobierno vamos a trabajar desde Cancillería, el Servicio Sanitario y el embajador en Washington: seguiremos los canales diplomáticos normales y tenemos la confianza de que vamos a llegar a buen puerto", declaró en declaraciones a radio AM Mitre.
Triunfalista, y dando las 12 antes de hora como le es habitual, el Ministerio de Producción se apuró a adjudicarse el ingreso de los limones argentinos a Estados Unidos y atribuírselo al "resultado del diálogo comercial Argentina-Estados Unidos, que surgió a partir de un Memorándum de Entendimiento firmado por el ministro Cabrera y Penny Pritzker a principio de año".

Lo presentó como una plataforma de cooperación bilateral entre el Ministerio de Producción y el Departamento de Comercio de Estados Unidos, en el que se intercambian mejores prácticas en sectores puntuales del gobierno. Es administrada por el secretario de Comercio, Miguel Braun, con la parte operativa a cargo del subsecretario de Comercio Exterior, Shunko Rojas.

El retorno del limón a los containers provenientes de Argentina que se bajan en los puertos estadounidenses fue prematuramente considerado como el inicio de una nueva etapa del intercambio comercial entre ambos países.

Más allá de simbologías, los números reales que maneja USDA dimensionan el comercio anual de limones entre 15 mil y 20 mil toneladas, con un valor de entre US$22,5 millones y 30 millones, lo que no significa que este impasse altere los nervios vernáculos concentrados en la provincia de Tucumán, donde se origina más del 80% de un volumen la producción que supera las 1,5 millones de toneladas por año, y en 5 empresas (SA San Miguel, Citrusvil, Citromax, Argentilemon y Trapani) que reúnen el 77% de las exportaciones. Asimismo, Argentina es el principal productor de derivados del limón (aceite, esencias) y uno de los líderes en la exportación de limones frescos.

A diferencia de la gran mayoría de las economías regionales, la actividad limonera es "rentable en Argentina". Sus costos de producción son cubiertos por el precio de compra al productor, que es de 2 dólares por maleta (20 kilos).

Pero además hay cada vez más consumo de jugo, y se produce solo lo que el mercado puede absorber y los parámetros de calidad únicos para la exportación se unificaron en la marca All 
Lemon.

La oportunidad está dada en que los precios internacionales adquirieron sostén ante las caídas de la producción en España, Turquía y Sudáfrica, que hizo menguar la oferta mundial.

Concentración limonera

El área sembrada en Argentina con limoneros alcanza las 50 mil hectáreas, de las cuales el 90% se encuentra en Tucumán, mientras que el restante 10% se distribuye entre Salta, Jujuy y Corrientes, con un rinde promedio de 35 toneladas por hectárea.

Existen 12 industrias procesadora s (el clúster más grande del mundo) y unas 35 a 40 empacadoras, de las cuales su plantilla está compuesta en su mayoría por mujeres. En total, la cosecha, que dura entre 4 y 5 meses, emplea alrededor de 50 mil personas en Tucumán, repartidos entre la cosecha, el empaque y la industria. Es el mayor generador de puestos laborales después del Estado provincial, si bien en los tres sectores es donde se encuentra una amplia mayoría de trabajadores temporarios. El problema laboral es que, más allá de lo que suceda con Estados Unidos, cada vez más las temporadas se acortan –duran entre 3 y 5 meses– por lo que los trabajadores del limón deben emigrar a otras provincias en busca de empleo.

Un estudio de la Fundación Mediterránea indica que el sector citrícola es el más competitivo de las exportaciones argentinas. Los embarques de ese complejo (limón fresco, aceite de limón y jugo de limón) superan con creces las colocaciones de otros productos.

Alcanzaron US$ 570 millones, con una tasa de crecimiento promedio anual de 9% durante los últimos 15 años. Argentina figura entre los principales productores y exportadores de limón.

Su participación en el mercado mundial llega a 15% y el aceite de limón, al 40%.

A modo de comparación, la participación de las exportaciones de té llegan a 1,8%, las manzanas, 2,1%; la carne bovina (2,6%) y vinos (2,6%). Sólo las peras alcanzan una participación parecida, con 14,6%.

“La producción total de cítricos de Argentina se ubica en 2.600.000 toneladas, de las cuales el 60% correspondería a limones”, estimó el presidente de la Federación Argentina de Citrus (Federcitrus), José Carbonell, en diálogo con Télam.

En 2016, el 95% de los limones cosechados tuvo como destino la exportación por un valor de 600 millones de dóla res, con una industrialización del 70%, cuyos principales productos correspondían al jugo, aceite y ralladura disecada y 30% a mercancía sin procesar, mientras que el 5% restante de la producción se destinó al mercado interno (40.000 toneladas).
De ese total, dos tercios fueron destinados a la Unión Europea y a Rusia, aunque continúan bregando para abrir nuevos mercados.

"Hace 15 años que estamos luchando para que el mercado de Estados Unidos se abra y creo que lo vamos a lograr. Las razones por las que cerró fueron fitosanitarias. Pero también estamos trabajando para ingresar a los mercados chinos e indios", manifestaba Carbonell para agregar que, "de todas maneras, tenemos mercados insólitamente cerrados como el brasileño y el mexicano".

Fue un modo de desdramatizar la medida de Trump que corre los plazos para reanudar el acceso al mercado norteamericano, sobre el cual la representación gremial del sector recordó que durante el perà ­odo de veda de nuestras exportaciones hacia ese destino los volúmenes de ganancia no sólo se mantuvieron sino que aumentaron.

En el ínterin se abre un compás de suspenso sobre si el caso de los limones es no un paréntesis hasta que la nueva administración se encuentre plenamente en funciones, si hay más medidas que afecten a otros exportadores argentinos, como Aluar, los sojeros que producen el biodiésel en el complejo a orillas del Paraná o los bodegueros y hasta dónde el replanteo del Tratado de Asociación Transpacífico (TTP, por su siglas en inglés), que afectará directamente la balanza recíproca estadounidense con México, Perú y Chile, afectará el connato de acercamiento del Mercosur a ese subbloque comercial.

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