The Economist: Los “Cristinistas” y la “humillación” del INdEC

"Lo que parece haber empezado como un deseo de evitar malos titulares de diarios en un país con una historia de hiperinflación ha conducido a la humillación del INdEC", señala The Economist.
LONDRES (The Economist). IMAGINE un mundo sin estadísticas. Los gobiernos podrían tropezar en la oscuridad, los inversores desperdiciarían dinero y los electores tendrían que luchar para que sus políticos cumplan con sus responsabilidades. Esto es por qué The Economist publica más de 1.000 cifras cada semana, en materias tales como producción, precios y empleos, de una multitud de países. No podemos estar seguros de que estas figuras son dignas de confianza. Las oficinas de estadísticas varían  en su sofisticación técnica y la capacidad para resistir presiones políticas. Los números de China, por ejemplo, podrían ser poco fiables; Grecia sub-registró su déficit, con consecuencias desastrosas. Sin embargo, en las estadísticas enteras del gobierno sus cifras llegan con buena fe.
 
Qué hay en un número
 
Hay una deslumbrante excepción. Desde 2007 el gobierno de la Argentina ha publicado cifras de la inflación que casi nadie cree. Éstas muestran precios que han subido entre el 5% y el 11% por año. Los economistas independientes, las oficinas provinciales de estadísticas y las encuestas de expectativas inflacionarias han ubicado en más del doble el número oficial. El gobierno le ha dado a menudo aumentos a los sindicatos en ese orden.
 
Lo que parece haber empezado como un deseo de evitar malos titulares de diarios en un país con una historia de hiperinflación ha conducido a la humillación del INdEC, alguna vez la mejor oficina estadística de América Latina. Su edificio ahora está cubierto con afiches de apoyo a la presidente, Cristina Fernández de Kirchner.  El staff con criterio propio fue reemplazado con los que se autodenominan "Cristinistas". En un extraordinario abuso de poder por parte de un gobierno democrático, economistas independientes se han visto forzados a dejar de publicar sus propias estimaciones de inflación por multas o amenazas de persecución. Los precios mal informados han engañado a los tenedores de bonos indexados por inflación en miles de millones de dólares.
 
No vemos posibilidad de un rápido regreso a números creíbles. El secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, quien lideró el asalto al INdEC, es todavía uno de los consejeros más cercanos a la presidente. El FMI ha "notado" que la Argentina está fallando en su obligación de proveerlo con cifras confiables, e hizo una recomendación y puso plazos para enmendarlo. De todas formas, cuando la Argentina lo ignora, el fondo no hace nada al respecto, lamenta la "falta de progreso" y débilmente pone un nuevo plazo. 
 
En 2010 agregamos una nota de precaución a nuestras tablas estadísticas. Desde esta semana hemos decidido quitar las cifras del INdEC en su totalidad. Estamos cansados de ser una parte involuntaria en lo que parece ser un deliberado intento de engañar a los votantes y engañar inversores. Para los datos de precios al consumidor argentinos buscaremos en su lugar en PriceStats, un especialista en inflación, que produce cifras para 19 países que son publicadas por State Street, un banco de inversión. Si hubiéramos cambiado a una de las oficinas provinciales de estadística que sigue generando datos fiables, temíamos que se haya visto sometida a presiones del gobierno. Uno de los mejores analistas independientes del país nos hizo una generosa -y valiente- oferta de sus datos contra el aviso legal y con la condición de que ocultemos la fuente y disimulemos los números. Eso podría haber causado confusión. 
 
PriceStats tiene base en USA, lejos del alcance del gobierno argentino. La cantidad de precios online que se encuentran en su base son a prueba de manipulaciones. La Argentina no dudará en decir que el sistema mide el consumo de los ricos y no de los pobres, que no compran online. Pero los métodos de PriceStats están basados en sólidas investigaciones de expertos y han probado un impresionante parecido con cifras dependientes de organismo oficiales de países como Brasil y Venezuela. 
 
Esperamos que podamos pronto volver a los precios oficiales de la Argentina. Eso requeriría que el INdEC utilice técnicos independientes trabajando sin obstáculos. Hasta entonces, los lectores están mejor servidos con una cifra no oficial creíble que con una oficial falsa.

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