IMPUESTO A LAS GANANCIAS La AFIP se llevará el 25% de los aumentos de salarios
Si no se actualiza el mínimo no imponible, en los sueldos medios, por cada 100 pesos de aumento salarial, $22 irán a la AFIP. Y en los sueldos más altos, la pérdida de ingresos es de más de $30.
Estos números marcan la importancia creciente del impuesto a las Ganancias en el ingreso real de los empleados y también de un sector de los jubilados. Y como hoy pagan Ganancias maestros, camioneros, bancarios y otros sectores, los niveles salariales a los que podrían aspirar los trabajadores durante 2012 dependen de lo que se negocie en las paritarias, pero condicionado, en parte, a que el Gobierno defina este tema clave.
Por ejemplo, un empleado sin cargas de familia con un sueldo neto (después de los descuentos de jubilación y salud) de $10.000 tiene una retención de casi el 8% por Ganancias. Si en 2012 pasara a ganar $12.500 mensuales (una suba del 25%), la incidencia de Ganancias subiría a más del 11%. Dicho de otro modo: por Ganancias, el Fisco se quedaría con unos $18.000 anuales, casi un aguinaldo y medio.
Así, entre jubilación (11%), salud (6%) y ganancias (11%), una cuarta parte del ingreso bruto de un trabajador con un sueldo medio va a la AFIP y Seguridad Social, y más todavía para los mayores niveles salariales. Por ese motivo, cada vez son más los empleados que prefieren negociar un “ingreso de bolsillo” porque el sueldo bruto resulta muy engañoso por la magnitud de las retenciones. Y algunos gremios plantean que el costo de Ganancias sea absorbido, total o parcialmente, por las empresas.
Esta situación se genera por la falta de actualización no sólo del mínimo no imponible sino también de las escalas salariales sobre las que se aplican las diferentes alícuotas que van del 9 al 35%.
Desde 2003, a pesar de la inflación, el mínimo no imponible no se ajustó en 2003, 2004, 2008 y 2010 y en otros años el ajuste fue inferior a la inflación real. Los especialistas calculan que el mínimo no imponible para un trabajador sin cargas de familia debería haber sido en 2011 de $9.000, un 55% por encima de los actuales $5.782. Si agregamos la inflación esperada de 2012, el piso salarial del impuesto debería rondar los $11.000.
Esta es la causa fundamental por la que el 20% de los asalariados –más de 1.500.000 de trabajadores– sufren la retención del impuesto a las Ganancias, paradójicamente en un país en que la renta financiera está exenta.
Más grave es la falta de actualización de la tabla del artículo 90 de la Ley del Impuesto a las Ganancias que se aplica sobre la ganancia neta sujeta a impuestos, cuya última modificación fue en enero de 2000, durante la gestión del ex ministro José Luis Machinea.
En ese momento, como parte del “ajuste” del ex presidente Fernando De la Rua, se redujo el mínimo no imponible y se aumentaron las alícuotas (por ejemplo, la primera escala subió del 6 al 9%). Hoy, las alícuotas son las de Machinea y el mínimo no imponible también se redujo en términos reales, descontando la inflación.
Hoy la primera escala sigue siendo de hasta $10.000 con una alícuota del 9%. Ya entre $10.000 y $20.000, la alícuota salta al 14% y entre $20.000 y $30.000, al 19%, y así hasta el 35%. Si se hubiesen actualizado, el primer tramo debería llegar con el 9% a $47.000, el segundo a $95.000, el tercero a $140.000 y así para las siguientes escalas. Por esto, sin actualizar, el trabajador paga rápidamente una alícuota más alta, quebrando la progresividad del impuesto.
Por ejemplo, un trabajador que gana $10.000 mensuales está alcanzado por una tasa del 23%, cuando si las escalas hubiesen sido actualizadas, tributaría el 9%. Y con la actualización del mínimo no imponible, directamente no pagaría Ganancias.
La falta de ajuste por inflación le permite al Fisco captar una parte extra del sueldo, que ya está alcanzado por otros impuestos, como los internos y el IVA (se indexan automáticamente por la inflación) y eventualmente Bienes Personales (también sin actualizar).
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