MOLINO CAÑUELAS COMPRA CARGILL HARINAS
Si todas las bodas requieren un padrino, la que están a punto de celebrar Molino Cañuelas, conocida por la marca 9 de Oro, y la estadounidense Cargill, con su planta procesadora de harinas de Tres Arroyos, tendría un número puesto: Guillermo Moreno.
Ambos conspicuos miembros del club de los molinos, la Federación Argentina de la Industria Molinera (FAIM), desde la primera presidencia kichnerista recibieron de parte del secretario de Comercio el beneficio de fijarle el precio de compra a su principal insumo, el trigo, más allá de lo que cotizara la tonelada en el mercado internacional. Desde ahí se armaba la cadena pesificada hacia la línea panificadora y de las pastas, o hacia los pollos Cresta Roja, por ejemplo. Una política parecida se aplicó también a las carnes y a la lechería, para beneficio de la industria concentradora.
Por entonces, el titular de la poderosa FAIM era el diputado bonaerense Alberto “Cucho” España, tío del delacamporista Eduardo “Wado” De Pedro, a quien el actual gobernador de Chubut, Mario Das Neves, sindicara como verdadero dueño de Molino Cañuelas, al que también se adjudicaba alguna vinculación al ministro Julio de Vido. Todo esto es materia de reclamos judiciales a los que publicaron el presuntamente fantasma organigrama.
Aunque de menor peso en comparación con el que tenía el tío de Wado, la Asociación de Pequeñas y Medianas Industrias Molineras de la República Argentina (APYMIMRA) también tenía buena llegada a Moreno.
Transcurrieron años y gobiernos hasta que el matrimonio empresarial en ciernes convierte a la conjunción resultante en controladora de la 4ta. parte del mercado en el que se muelen cerca de 6 millones de toneladas de trigo por año.
Más allá de cualquier suspicacia, el comprador es el Grupo Navilli, que viene de obtener US$ 30 millones por cuenta del IFC y US$ 50 millones movilizados por la Corporación Financiera Internacional de Rabobank, institución financiera con sede en Holanda. Plata en mano, le ganó la pulseada a Bunge por la planta de la Avenida del Trabajador en Tres Arroyos.
"Cañuelas está iniciando un nuevo e importante capítulo de su larga historia. Estamos muy contentos de contar con el apoyo de IFC en este proceso de diversificación de nuestros productos para los mercados locales y de exportación", afirmó Aldo Navilli, presidente de Molino Cañuelas, al explicar la orientación de los recursos recibidos a cubrir necesidades de capital de trabajo y a adquirir maquinarias para establecer nuevas líneas de productos de valor agregado en sus plantas de Cañuelas y Carlos Spegazzini, en las afueras de la ciudad de Buenos Aires.
El secretario general de Molineros, Alberto Perotti, indicó a Radio 3 que en la ciudad se desempeñan 70 trabajadores, a los que se llevó tranquilidad sobre el futuro de la fuente de trabajo.
Navilli por aquí y por allá
El apellido Navilli ha estado asociado en los últimos años a distintas controversias, como la que protagonizara la ING Greenpace para evitar un desmonte masivo de bosques destinado a proveer de insumos naturales a la firma de ropa Vitamina, perteneciente a uno de los pioneros del negocio molinero.
También Carlos, Ricardo y Adriana, accionistas del Grupo, aparecieron en los Panama Papers triangulando capitales entre Argentina y Uruguay, lo cual habría sido el motivo por el que la empresa alimentaria debiera posponer sus planes de salir al mercado de Wall Street mediante una Inicial Public Offer (IPO).
De todos modos, sin contar la adquisición de la planta de Cargill, Molino Cañuelas procesa aproximadamente 16% del trigo de Argentina y es el principal exportador de harina del país, al tiempo que produce y vende aceites comestibles, galletas, bizcochos, pastas y alimentos congelados, entre otros productos con marcas importantes tales como Pureza, Cañuelas y 9 de Oro.
La harinera de Tres Arroyos que acordó comprar es una de las siete que corresponden a esa línea de negocios de Cargill y que salieron a la venta. Ingresada en 1995 al país en la especialidad, en 1999 adoptó el nombre de Trigalia S.A., al unir la operación con el otro gran pilar de la industria alimenticia argentina: Molinos Río de la Plata.
Pero en 2002 Cargill compró la totalidad y pasó a denominarse "Harinas Mercosur". Cuenta con 7 molinos en el país y 2 en Brasil, desde los que provee productos y servicios a más de 6.000 clientes, entre panaderías, distribuidores e industrias del sector. Sus marcas principales son Favorita, Letizia, Rosafe y Blancaflor.
La orden de venta en Cargill vino de la casa matriz en Iowa, en el marco de una reconfiguración global de los negocios que lleva a cabo David MacLennan, que asumió como Ceo luego de que la ganancia de US$1.580 millones en 2015 fuera inferior en 41% al máximo registrado en 2011.
"No cumplió las expectativas", habían sentenciado los ejecutivos a los accionistas en el reporte anual de la empresa. El alza del dólar y las turbulencias del mercado de materias primas afectaron las ventas. La compañía emplea a 149.000 personas en 70 países (28.000 en América Latina), con operaciones en casi todas las categorías de producción de alimentos.
El caso de Molino Cañuelas es diametralmente opuesto, porque acaba de convertirse en un socio estratégico para IFC, cuyo objetivo es apoyar empresas clave en Argentina que contribuyen a su desarrollo económico y social, según palabras de su directora para América Latina y el Caribe, Liz Bronder.
En los últimos 12 meses, el IFC comprometió más de US$ 1.200 millones en proyectos sostenibles del sector privado en la Argentina, para sectores como agroindustria, manufactura, sector financiero y energía, para impulsar el crecimiento económico, innovación y creación de empleo.
En un comunicado, el IFC adelantó que espera invertir en lo que queda del año más de US$ 1.000 millones adicionales en proyectos del sector privado en la Argentina.
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